04 abril 2005

Phil Lynott ha vuelto a la ciudad (y II)



En el anterior episodio habíamos dejado a nuestros héroes comenzando a disfrutar de sus mejores momentos y a la espera de los días de éxito, drogas y rosas que estaban por venir. Pero cuando lo tenían todo a sus pies no se les ocurre otra cosa que sacar "Johnny the Fox" a los seis meses de haber editado "Jailbreak", matando gran parte de la carrera comercial de éste. Y para acabar de arreglarlo aparece la mala suerte; Robertson se corta los tendones de una mano en una pelea un día en el club Speakeasy un día antes de comenzar el tour USA como teloneros de Queen, gira con la que esperaban comerse todo y forrarse definitivamente.

De nuevo llamaron a Gary Moore para cumplir con la gira que acabó con la grabación del precioso y soleado "Bad Reputation", el último en el que colaboró Robertson antes de enrolarse en Mötorhead. Era el momento más álgido de la banda, respetado por músicos, admirado por la crítica, adorado por los fans, la personalidad de Philo comenzaba a cambiar. Momento ideal por tanto para editar el típico doble en directo con el loable objeto de sacar unas pelas y tomarse un merecido descanso. "Live and Dangerous", se llamaba el álbum, casi totalmente regrabado en estudio según declara en su página web el productor Tony Visconti (una práctica de lo más habitual en el mundillo). Pero la suerte comenzaba a darles la espalda y la gira norteamericana organizada para apoyar el disco fue un recorrido lisérgico de una pandilla que iba puesta hasta las cejas continuamente, donde se veían envueltos en peleas desde el mísmisimo Phil Lynnott hasta el conductor de la limusina. Como sería que cuando probaron al batería Terry Bozzio para sustituir a un agotado Brian Downey, se vieron obligados a rechazarle porque no decía tacos y ¡se quería llevar a la mujer de gira!. En fin, eran un desastre, lo más alejado a un músico profesional que te puedas echar a la cara (la primera visita al que sería su futuro productor, el por entonces prestigiosísimo Tony Visconti, la hicieron Gorham y Lynott cerveza en mano a las once de la mañana ya bien cargaditos).
Tras la grabación del gran "Black Rose", Moore abandonó a mitad de la gira siguiente, incapaz de soportar la actitud profesionalmente nula de sus compañeros (Gary Moore es un bocazas con un ego descomunal, pero tenía sus detalles; durante las sesiones de "Black Rose", se molestó en enseñar a Gorham acordes especialmente difíciles que podría haber tocado él mismo). Moore se llevó consigo el gran éxito "Parisian Walkways" (una de las pocas composiciones de Philo que detesto absolutamente) y su famoso corte en la cara cortesía de un Lynott cuya rutina vital por aquella época era meterse coca para aguantar hasta la madrugada y luego atiborrarse de tranquilizantes para poder dormir un par de horas y continuar con la gira. Como anécdota contar que Midge Ure, futuro Ultravox, fue contratado para acabar la gira junto a Dave Flett.

Lynott con Gary Moore, momentos antes de partirle la cara

Los Lizzies ya iban lanzadísimos y comenzaban los ochenta, ésa entrañable década a la que los viejos dinosaurios del rock asistían desconcertados; el punk había matado al progresivo y la new wave aupaba al pop a un puesto preferente en los volubles gustos del gran público. Así que los rockeros intentaron reciclarse, pero tal y como entiende el pop un tío viejo, millonario, alejado totalmente de la realidad, maltratado por las giras y los excesos y aconsejado por productores y mánagers sin escrúpulos: una musiquilla blanda, pastelosa y sobreproducida. Phil Lynott, que no le hacia ascos ni al punk ni a la nueva ola, sorteó con elegancia el cutrerío del heavy adulto, de nuevo gracias a sus enormes composiciones y su buen gusto (colaborando con miembros de Sex Pistols o compartiendo escenario con el mísmisimo Elvis Costello. Es que la new wave ya era un sindiós). Por esa época (1980) editó un estimable álbum de pop, "Solo in Soho" del que el tecno-hit "Yellow Pearl" fue elegido por la BBC como sintonía para "Top of the Pops", cosa que muchos fans se tomaron bastante mal, revelando la complicada situación comercial de Thin Lizzy en la tierra de nadie entre el rock duro y el pop.

Cansado de bregar con Robertson, Moore y demás bandarras, Lynott reclutó a dos tímidos y manejables músicos; 'Snowy' White (este, que venía de tocar con Pink Floyd escondido entre bambalinas, el pobre ni se movia en el escenario, así que Gorham y Lynott se volvían locos correteando para dar espectáculo) y el jovencísimo teclista Darren Wharton (que sufrió la simpática y novatada de Lynott cuando le convenció de que el manager de la gira era gay, se había enamorado de él y pretendía llevárselo al catre). En los dos discos con esta nueva formación, tanto en el ecléctico "Chinatown" como en el más rockero "Renegade", el alejamiento al típico sonido Lizzy se perdona por canciones como "Sweetheart", "Sugarblues", "Having a Good Time", "Hollywood", "Mexican Blood", "No One Told Him"... Sin embargo, ambos elepés resultaron ser un fracaso comercial.

A estas alturas tanto Downey como Gorham amenazaban con abandonar definitivamente y el grupo vivía agobiado por las deudas, así que echaron mano de John Sykes para sustituir a White que nunca fue querido por los fans y quien renunció finalmente ante la imposibilidad de trabajar con un Lynott intratable que podía o no podía ir a los ensayos, según le diera. Sykes era un ejemplo clásico de guitar hero velocista atómico del jevi ochentero, y eso es lo que es "Thunder and Lightning", un disco de puro heavy metal, macarra a más no poder pero también oscuro y deprimente como el pozo en el que se sumergía poco a poco Lynott. En el que quedan ya pocas trazas de los Lizzies clásicos pero que mola escuchar cuando estás quemadísimo de todo (hay punteos de Sykes que hacen sangrar los oídos, como en el brutal "Cold Sweat"). Finalmente, agotados por años de giras, drogas y excesos tanto el discreto Brian Downey, que había permanecido años y años junto a Philo, como Gorham, tiran la toalla para descansar en sus mansiones (y desintoxicarse, supongo).

Después de la exitosa gira de despedida con la que sacaron suficiente dinero para pagar las deudas, se edita el obligado doble en directo de despedida para rebañar beneficios,"Life Live" (otro despropósito de Lynott que, emperrado en ponerse a la mesa de mezclas, se tiró un año para acabar cargándose el disco, desaprovechando de paso el tirón comercial que la disolución de la banda había suscitado). Tras el último concierto en Nuremberg, se despidieron tranquilamente en el aeropuerto y eso fue todo. Con un discreto adiós acababa la historia del grupo.

¿Macarras nosotros?

Lynott hace buenos propósitos pero su adicción a la heroína y la vida rockera fueron más fuertes, así que se lía de nuevo creando Grand Slam, un grupo al estilo jevi ochentero del que rulan maquetas y bootlegs por ahí. Un engendro al que vuelven a salvar las estupendas canciones de Philo, pero continúan actuando borrachos o drogados o ambas cosas y no había discográfica dispuesta a apostar por un reconocido heroinómano que intentaba revitalizar una dudosa carrera, así que la falta de dinero y contrato acabó con el grupo. Y tras colaborar en un par de temas del "Run for Cover" de Gary Moore (aportando el estupendo "Military Man"), cuando se hablaba ya de una nueva reunión de los Lizzies, y envuelto ya en una espiral cerrada e insalvable de drogas y autodestrucción, Philo muere el cuatro de enero de 1986, dos años después de la disolución de Thin Lizzy.

Y con él se fue uno de los mejores songwriters de todos los tiempos, y lo digo así, sobrao y pasándome la mano por el pelo (para alguien tan poco sospechoso como Shane McGowan de The Nipples o The Pogues era "el mejor músico que ha dado Irlanda"). No les voy a aburrir detallando la discografía de Thin Lizzy, porque ya estarán derrotaos de leer. Pero por flojo que fuera un disco suyo siempre había un puñado de joyas en él, desde las canciones delicadas y preciosas (ambas "Sarah", "A song for While I´m Away", "Little Girl in Bloom", "Sweet Marie", "Still in Love With You") hasta las más rockeras ("The Rocker", "Massacre", "Cowboy Song", "Rosalie", "Suicide", "Got to Give it Up") incluso hasta punkarras como "Get Out of Here" o "Are you Ready?". O estupendas y luminosas canciones de sólidas estructuras pop como "With Love", "Southbound", "Dancing in the Moonlight", "Downtown Sundown", "Waiting for an Alibi"... ¡hasta jazz! ("Fats"). Canciones que eran el centro de todo, donde nunca había un punteo demasiado largo, absurdo o fuera de lugar, vicio que lastra a tantos grupos de rock duro. Donde a pesar de que tratase la soledad, la ruptura, el abandono e incluso su propia adicción siempre lo hacía mirando hacia delante con orgullo y sin autocompasión. Porque al final da igual el estilo, las canciones son lo que realmente importa.

Y por eso me siguen gustando Thin Lizzy después de todos estos años. Por eso y por su imperfección casi romántica, por sus errores garrafales, por su falta de suerte. Tenían talento de sobra para haber sido la mejor banda de rock del planeta pero la fastidiaron porque en el fondo no eran más que chavalotes de barrio que se comportaban en un dome de Dallas ante cincuenta mil personas como si siguieran tocando en pubs de Dublín, charlando y haciéndole bromas al público. Siempre llegando tarde, siempre de festorro. Chavales que no pudieron con el dinero, las drogas, la fama y la terrible soledad de estar ahí arriba, aplastados por toda la maquinaria comercial que hay detrás de lo que una vez fue rebeldía e ilusión juvenil e inocentona. Como Philo intuía tristemente en la bellísima "Sweet Marie".

Somewhere out in Arizona
Such a long way from California
oh I felt so alone there
I was two thousand miles away from home there

Tonight we're going to play Boston
and I still don't know what the hell is going on
Oh but I wrote this song
and it keeps me thinking on about my sweet Marie


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Se te agradece que hayas invertido tiempo en escribir acerca de Thin Lizzy. Los datos son en muchos casos curiosos, cuando menos.
No obstante, de verdad que disfrutaríamos todos mucho más leyendo acerca de los éxitos personales y profesionales del grupo y sus miembros por separado, más que acerca de las miserias de cada uno (que como bien dices, las tuvieron, y muchas, por cierto).
Creo que pesa mucho más lo positivo que lo negativo de este grupo y de Phil Lynott en particular.

Anónimo dijo...

Joder, es agradable ver que no soy el único mortal que a los 37 años sigue emocionándose todavía con Thin Lizzy y que no soy un Rara Avis, que cada vez que menciona e Lynott&CIA no escucha ¿quiénes?. A través de tu Blog y de diferentes páginas en Internet he descubierto lo que había detrás de tantas y tantas buenas canciones. Ahora a ver que hacen con la película que protagonizará el de CSI.

Anónimo dijo...

Cada dia me parece que Phil esta por encima de todo más aún, sus canciones son infinitas en todos los sentidos, esta crónica/biografía es de las mejores cosas que he leido en internet nunca, gracias.

Phil para siempre.

Belial dijo...

La mejor banda de Rock. Fueron como es la vida: tropezones, aciertos y muchas hostias...y diversión, que no es otra cosa que la base del Rn'R.
Feliz cumpleaños Phil, hoy harías 60.

Anónimo dijo...

Grande Phil Lynott, le quiero, nunca ha habido nada igual, su composición, su interpretación, su voz... siempre me emociona.

Cinco novelas de 2023