21 febrero 2005

¿A que te meto?


Podría ser portada de Mondo Brutto en otro contínuum espacio-tiempo

Acaba de aparecer el nuevo Mondo Brutto Especial Macarra y supongo que todos los habituales del fanzine, que lo leen, hojean o simplemente gustan de llevar visible bajo el brazo, ya se habrán abalanzado sobre su distribuidor favorito y la impactante portada de este nuevo número lucirá coquetamente en su mesita del café como ya lo hace en la mía.

A pesar de afirmarse en la bruttolista que este es el mejor número de toda la historia del fanzine, yo lamento disentir; en mi trastornada opinión se continúa en esa línea de perfil bajo que se viene siguiendo últimamente (brevemente interrumpida por ese destello que fue el sensacional Especial Punk). Continúan los habituales, gloriosos y necesarios artículos sociológicos de sátira humorística marca de la casa que no se pueden leer en ninguna otra parte, como ese extenso y divertidísimo artículo del dúo Galactus/Grace Morales dedicado a un tema tan entrañable y tan nuestro como es el macarreo en todas sus facetas. O el de la violencia de género a cargo de Grace, la única reflexión de entre todo lo que he leído, visto o escuchado sobre el tema que está escrita con inteligencia y metiendo el dedo en la llaga. Asimismo aparecen biografías impagables de figuras ilustres de los setenta/primeros ochenta (época macarra por excelencia) como la de Encan-na Sánchez o el boxeador Dum Dum Rodríguez y entrevistas ya de clamor popular como la realizada al Mariskal Romero. Junto este despliegue encontramos la ración habitual (últimamente) de artículos "de relleno" que ya no leo porque me resultan de poco interés o simplemente fallidos como el dedicado al anime gay "Caballeros del Zodíaco", el del Dr. Zovek, macarras del mundo, Los Barnin, Bill Hicks...

En general lejos de la irrepetible época dorada del fanzine que para mí se encuentra en la docena o así de números a partir del nº 5 (aquel "Los peores grupos de la A a la Z" es una biblia en esta bitácora), que me leía de cabo a rabo y que no tuvo uno, sino varios momentos cumbres; el Especial Movida, el Especial Gay o mi favorito, el Especial Infancia. Etapa que se extendió felizmente hasta el punto de inflexión que supuso el flojísimo Especial Políticamente Incorrecto, sobre todo por lo que prometía el avance y lo mucho que el tema hubiera dado de sí en manos de unos mondosbruttos en plena forma. Especial cuyo tono no me extrañaría que hubiera sido moderado por la propia redacción dado el clima de malestar social que se iba formando alrededor de la Mesa Nacional de MB (los redactores responsables).

Quizá el síntoma más grave de esta situación fuera el desproporcionado pleito interpuesto contra la Redacción por Carlos Galán, dueño de la discográfica independiente Subterfuge, a causa de un artículo de crítica humorística centrado en su persona. Pleito del que finalmente los redactores fueron declarados inocentes pero que tuvo que desgastar lo suyo. A esto se deben sumar enfados con antiguos colaboradores y amigos como el Zurdo o Nacho Canut por absurdos malentendidos o artículos publicados. Y que, en general, el tono crítico del fanzine debía granjear multitud de enemistades y quebraderos de cabeza. Lo que motivó un acertado cambio de dirección, dejando un poco de lado la pulla sarcástica a conocidos personajes del mundillo alternativo, enfilando hacia una línea más "seria" y sólida. Incluso, desde un punto de vista más objetivo y con más criterio que el mío, aún mejor.

A estos problemas habría de añadirse el más importante en mi opinión: la sangría de firmas que han ido desapareciendo de las páginas del fanzine (Musgo Man, David Glamour, Dildo de Congost, y últimamente se echan de menos los artículos de Joe D´Allessandro) siendo sustituidos por un baile de colaboradores que, salvo en contados artículos y excepciones, no me acaban de convencer. Así que acaban llevando el peso los dos fundadores restantes, Grace y Galactus, que por mí podrían escribir todo el fanzine pero tampoco es cuestión. Aunque quizá la razón más importante para mi cansancio sea que me subí en aquel mítico nº 5 y lo bien que me lo pasaba con aquellos números es algo que ningún futuro Mondo Brutto podrá igualar. Imagino que es la misma sensación que tendrán los que se hayan enganchado hace relativamente poco cuando relean esos primerizos números, quizá les parezcan flojos, titubeantes. La puñetera nostalgia es lo que tiene.

Pero a pesar de todo Mondo Brutto sigue siendo una lectura enriquecedora, aguda, divertida y grata, de exquisito buen gusto. Donde se pueden encontrar todavía temas inéditos en cualquier otro medio, tratados desde puntos de vista totalmente alejados de la papilla mediática que insulta continuamente nuestra, ya de por sí, maltrecha inteligencia. Me sigue haciendo ilusión que salga un número nuevo, peregrinando religiosamente a comprarlo en cuanto me entero que ya está a la venta (maniáticamente siempre lo tengo que comprar en Madrid Comics). Y, gustos aparte, el espíritu fanzinero sigue ahí, que es muchísimo más que lo que pueden decir otros. Porque lo más importante es que, después de más de diez años, el fanzine sigue siendo el fin en sí mismo, no un medio para pillar del goloso pastel mediático o de cualquier otro tipo. Y al acabar un número de MB a uno se le queda la inevitable sensación de que cualquier plumilla con dos dedos de frente a lo máximo que debería aspirar es a escribir en Mondo Brutto, ¿que no?.

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