Excesión (Excession)
La novela que surgió de una partida al Civilization. ¿Cómo se come esto?. Muy facilito, un día andaba Banks enfrascado una partida al Civilization cuando apareció el destructor de una civilización rival en las prósperas costas de sus dominios. Ahí mismamente reside el concepto central de Excesión, el Outside Context Problem ("problema de contacto exterior " o "problema de contexto externo"), un ejemplar de tecnología extremadamente avanzada que aparece en nuestro universo de repente, surgido de la nada, sin que conozcamos su propósito. Ahora queda el problema de vérselas con él mediante patéticos barquichuelos de vela.
Esto es, básicamente, el conflicto de Excesión. Banks, consciente de que está convirtiendo a las Mentes (y la Cultura por extensión) en seres infalibles e implacables, las enfrenta a un acontecimiento peligroso de verdad por lo incomprensible e imprevisible. Una gran esfera negra (en el papel estelar de Outside Context Problem) aparece de repente en los confines de la galaxia y toda la maquinaria (nunca mejor dicho) de la Cultura se enfrenta al enigma de como tratar un objeto misterioso que es impermeable a todo intento de comunicación. En medio de una complicada maraña de conspiraciones entre Mentes, se intenta localizar a la única superviviente que tuvo contacto con dicho artefacto cuando apareció un par milenios antes. Lo malo es que esta superviviente vive en una nave renegada (an eccentric ship) que vaga por el espacio sin destino conocido. Y acabamos descubriendo que ese objeto inanimado que no hace absolutamente nada en toda la novela no es más que el símbolo, la horma del zapato, a cuyo lado toda la poderosa maquinaria de La Cultura no es nada.
Esta es la novela de La Cultura más ambiciosa, la cantidad de detalles e información que te arroja es impresionante; la raza galáctica más despreciable que haya pasado por un libro de ciencia-ficción (The Affront), descomunales batallas espaciales entre naves inmensas, una extraña historia de amor, la existencia de razas galácticas para las cuales el universo es sólo uno más de los estados del ser hacia la definitiva sublimación al Nirvana Cósmico, personajes que aparecen sólo para morir un par de capítulos más tarde, cambios de sexo, la cosmología del universo donde se desarrolla la Cultura (que vendría a ser como un donut que albergara infinitos donuts en su interior, por si alguien está interesado), mocosas pijas y naves, sobre todo naves espaciales, montones de naves, las niñas mimadas de Banks.
Las máquinas son los personajes principales de la novela y acaban por resultar más interesantes que los humanos, dándonos la verdadera dimensión del papel de éstos en la Cultura. Asistimos a divertidísimos intercambios de e-mails entre naves, naves de guerra sicópatas que llevan nombres tales como Sincero intercambio de ideas (1), naves marginadas (meatfuckers, bonito palabro) que manipulan los cerebros humanos y recrean gigantescos dioramas de batallas en su interior. Hasta visitamos la realidad virtual donde las Mentes se divierten, su Civilization particular; the infinite fun space (es fundamental lo que pueden llegar a hacer para combatir el aburrimiento). Y por encima de todo cómo la abrumadora inteligencia de las naves y las Mentes que las gobiernan no necesariamente las convierte en frías e implacables, sino en seres complejos, falibles, incluso débiles.
Cuando leí por primera vez Excesión me superó por todas partes. Tal y como presagia el título, exceso es la palabra. Si ya es difícil no liarse entre que es una GSV, una GCU y una GOU, o una LSV y una ROU (2), aquí la cosa llega al extremo. Todo lo que se cuenta es importante, los subargumentos se van enredando sin descanso alrededor de la trama central que va difuminándose progresivamente en una colorida textura de historias más pequeñas; incluso Banks se permite lujos tales como introducir personajes con un importante papel en el devenir de la historia pasados dos tercios de la novela. La estructura es más complicada aún (y más caótica) que en El uso de las armas y puede llegar a resultar agotadora y artificiosa, no es el libro más indicado para iniciarse en el universo de la Cultura. Pero quien se atreva con esta novela compleja hasta el delirio verá recompensado su esfuerzo con el sentido de la maravilla en su máximo esplendor, el space opera luciendo toda su majestuosa pompa. Por que todo este complicado despliegue tiene una razón de ser; el mismo Universo es exceso en su estado más puro y definitivo. Y ya lo dijo un sabio; por el camino del exceso se llega a la sabiduría.
Inversions
Después de darnos tremendos paseos a los más altísimos niveles cósmicos Banks, decide, con la clara voluntad de no repetirse y evitar rizar el rizo, bajar a realidades más mundanas y ofrecernos el punto de vista de las civilizaciones "inferiores" que toman contacto con La Cultura. Un conflicto fácilmente extrapolable a las relaciones y conflictos que las sociedades occidentales mantuvieron (y mantienten) al entrar en contacto con culturas menos avanzadas.
En Inversions los capítulos se van alternando con dos escuetos títulos. Primero The Doctor, que narra la historia de la doctora Vosill médico del Rey (de origen divino, claro está) Quience, vista a través de los ojos de su ayudante Oelph, nativo de ese mundo y que constituye un retrato entregado y enternecedor en su admiración y amor soterrado por la doctora. Y The Bodyguard, donde el guardaespaldas DeWar, se las ve y se las desea para mantener a salvo de sus numerosos enemigos al Protector General UrLeyn, figura progresista y republicana rival del Rey Quience. En ambas historias se desarrolla una trama de intrigas palaciegas de ambiente medieval sin ningún elemento de cf (aparentemente), donde ambos dos protagonistas ejercen cierta influencia en sus gobernantes y de los que adivinamos muy pronto lo que realmente son; agentes de la Cultura con puntos de vista contrarios sobre como tratar con esas civilizaciones atrasadas; la influencia benévola propugnada por la Dra. Vosill o el libre albedrío como sostiene DeWar.
De la conclusión del libro podemos extraer que la opinión de Banks coincide con la de Vosill, pero para variar, no puede evitar la ironía. Así, mientras la doctora consigue mejorar las condiciones de vida del reino donde ha trabajado, ese logro no ha deja de ser a costa de una grave pérdida emocional. Y el guardaespaldas, que no logra demostrar la veracidad de su punto de vista, pasa el resto de su vida viviendo feliz con la mujer que ama, dejándonos ante un juego de paradojas, como el dibujo del antiguo símbolo del yin y el yan. Y aquí es cuando el título cobra sentido; Inversions, reversos.
Por cierto, esta es la novela por la cual NO hay que empezar a leer la serie de la Cultura. No te vas a enterar de nada, no vas a coger ninguno de los chistes y las crípticas referencias a la Cultura te van a sonar a chino.
Look to Winward
Cerrando el círculo. Ésta podría ser muy fácilmente la última novela de la Cultura. De nuevo el título está extraído del mismo fragmento del poema de T.S. Elliot que dio título a Pensad en Flebas y de nuevo ecos de la guerra iridiana de la primera novela de la serie.
La estructura ya es muy familiar a estas alturas, tres líneas argumentales que se van alternando. La luz originada en la destrucción de dos soles con sus superpoblados orbitales incluidos (tragedia que recuerda al bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, abundando en la comparación USA-Cultura) durante la guerra Iridiana está a punto de llegar al orbital de Masaq. Para conmemorar el acontecimiento, el núcleo del mismo orbital Masaq, que fue responsable de esta destrucción, encarga a Ziller, un compositor que ha desertado de la raza Chelgrian (una especie de tigres de seis patas), una obra musical que se estrenará en el mismo momento en el que la luz de los soles destruidos llegue al orbital. Al mismo tiempo Quilan, un militar chelgriano que ha perdido a su pareja durante la guerra de castas chelgrianas, llega a Masaq con el objeto de llevarse consigo a Ziller a su planeta de origen, además de ser el peligroso portador de otra misión secreta. Finalmente, en una aerosfera (dicho a lo bruto; una burbuja de aire grande como un planeta que flota en medio del espacio), los behemothaurs, enormes criaturas aéreas, llevan una pacífica existencia intentando llevar a cabo sus rituales de apareamiento mientras son estudiados por Uagen, un habitante de la Cultura modificado genéticamente para habitar en dicha aerosfera.
La diferencia con las anteriores entregas de la serie se nota enseguida, está en el ritmo. Lo que antes eran vertiginosas novelas de aventuras se transforman aquí en un pausado relato de tono crepuscular y melancólico marcado por los temas fundamentales del libro; el sentimiento de culpa de los supervivientes, los límites de la venganza, la responsabilidad de los actos que cometemos, la desolación ante la pérdida y la muerte y las distintas maneras de superar dicha pérdida y seguir adelante cerrando las heridas y encontrando la redención (o no). Incluso Banks se aparta de la ambigüedad de anteriores novelas, La Cultura no queda muy bien parada y queda claro que la Utopía de marras no es más que otro paso intermedio en la escala evolutiva de las civilizaciones cósmicas.
A pesar del ritmo cadencioso y que, por momentos, parece que estamos en un recorrido turístico por el orbital Masaq donde no pasa nada, la novela es entretenidísima como siempre, de un poder imaginativo deslumbrante, teñida de una hermosa luz; los escenarios de Masaq, los behemothaurs y la ecología de su planeta aéreo sólo están al alcance de la imaginación superlativa de Banks. Además comparte con Pensad en Flebas otro de esos finales que ponen un nudo en la garganta, tremendamente triste y emotivo, logrando que te emociones ante la redención de dos personajes que ni siquiera son humanos.
The State of the Art
Una recopilación de relatos relacionados con la Cultura y un par de experimentos que vendrían a ser el equivalente literario de un recopilatorio de caras B. El núcleo de la antología es el mismo que le da título; The State of the Art, donde se nos cuenta como la Cultura tomó contacto con nuestra Tierra en el 77 y uno de los tripulantes de la nave exploradora deserta y quiere vivir como nosotros, los humanos. Otro giro irónico (a nosotros humanos nos encantaría poder vivir en la Cultura, por lo menos a mí), que le sirve a Banks para examinar temas como el libre albedrío, el progreso y lo que significa realmente ser humano. Lo mejor; cuando uno de los tripulantes de la nave de la Cultura descubre La Guerra de las Galaxias y se fabrica un sable láser y todo.
Los otros dos relatos relacionados con la serie son A Gift from the Culture, donde un renegado de la Cultura es chantajeado para atentar contra una nave. Un atentado que ha de llevar a cabo con un arma de la propia Cultura. Y Descendant, un entretenido cuento sobre un miembro de la Cultura naufragado en un planeta desierto con la única compañía de su traje-mente. Los demás cuentos no pertenecen a la Cultura y van de lo divertido y original (Cleaning Up) al minicuento humorístico tipo Brown un poco tuno (Odd Attatchment) pasando por lo directamente incomprensible (Road of Skulls y Scratch).
Y eso es todo amigos. Se rumorea que se prepara un nuevo libro de la Cultura que debería caer en un par de años, pero únicamente son eso: rumores, Banks no hace planes a más de un año vista. A pesar de ello, aunque ya no haya más libros de la serie, la Cultura quedará como una de las mejores, si no la mejor space opera de la historia, la space opera que abre espacios nuevos para el subgénero, asumiendo conscientemente la parafernalia más aparatosa del género, toda la cacharrería que la mantiene en las catacumbas del ghetto, es capaz de hablar cosas que nos afectan e importan como insignificantes seres humanos perdidos en un universo inconcebiblemente vasto. Y, sobre todo, capaz de divertirnos muchísimo, porque en la diversión está la esencia de la serie de la Cultura, en propias palabras de Banks; "la creatividad es un juego lúdico, ya sea un hobby trivial o el Gran Juego de la Vida".
III. La Cultura en España
Lamentablemente, a pesar de quedar únicamente dos libros de la Cultura inéditos en España, los tres primeros, publicados por Martínez Roca se pueden adquirir únicamente acudiendo al mercado de segunda mano, siendo Pensad en Flebas bastante difícil de encontrar. Es de esperar que La Factoría, que tomó el relevo en la edición de la serie, acabe reeditando más tarde o más temprano las primeras novelas y complete la edición de la Cultura en castellano. Naturalmente en inglés se han reeditado varias veces, la última una reciente edición en rústica con solapas bastante bonita, si se manejan con el inglés atrévanse.
La novela que surgió de una partida al Civilization. ¿Cómo se come esto?. Muy facilito, un día andaba Banks enfrascado una partida al Civilization cuando apareció el destructor de una civilización rival en las prósperas costas de sus dominios. Ahí mismamente reside el concepto central de Excesión, el Outside Context Problem ("problema de contacto exterior " o "problema de contexto externo"), un ejemplar de tecnología extremadamente avanzada que aparece en nuestro universo de repente, surgido de la nada, sin que conozcamos su propósito. Ahora queda el problema de vérselas con él mediante patéticos barquichuelos de vela.
Esto es, básicamente, el conflicto de Excesión. Banks, consciente de que está convirtiendo a las Mentes (y la Cultura por extensión) en seres infalibles e implacables, las enfrenta a un acontecimiento peligroso de verdad por lo incomprensible e imprevisible. Una gran esfera negra (en el papel estelar de Outside Context Problem) aparece de repente en los confines de la galaxia y toda la maquinaria (nunca mejor dicho) de la Cultura se enfrenta al enigma de como tratar un objeto misterioso que es impermeable a todo intento de comunicación. En medio de una complicada maraña de conspiraciones entre Mentes, se intenta localizar a la única superviviente que tuvo contacto con dicho artefacto cuando apareció un par milenios antes. Lo malo es que esta superviviente vive en una nave renegada (an eccentric ship) que vaga por el espacio sin destino conocido. Y acabamos descubriendo que ese objeto inanimado que no hace absolutamente nada en toda la novela no es más que el símbolo, la horma del zapato, a cuyo lado toda la poderosa maquinaria de La Cultura no es nada.
Esta es la novela de La Cultura más ambiciosa, la cantidad de detalles e información que te arroja es impresionante; la raza galáctica más despreciable que haya pasado por un libro de ciencia-ficción (The Affront), descomunales batallas espaciales entre naves inmensas, una extraña historia de amor, la existencia de razas galácticas para las cuales el universo es sólo uno más de los estados del ser hacia la definitiva sublimación al Nirvana Cósmico, personajes que aparecen sólo para morir un par de capítulos más tarde, cambios de sexo, la cosmología del universo donde se desarrolla la Cultura (que vendría a ser como un donut que albergara infinitos donuts en su interior, por si alguien está interesado), mocosas pijas y naves, sobre todo naves espaciales, montones de naves, las niñas mimadas de Banks.
Las máquinas son los personajes principales de la novela y acaban por resultar más interesantes que los humanos, dándonos la verdadera dimensión del papel de éstos en la Cultura. Asistimos a divertidísimos intercambios de e-mails entre naves, naves de guerra sicópatas que llevan nombres tales como Sincero intercambio de ideas (1), naves marginadas (meatfuckers, bonito palabro) que manipulan los cerebros humanos y recrean gigantescos dioramas de batallas en su interior. Hasta visitamos la realidad virtual donde las Mentes se divierten, su Civilization particular; the infinite fun space (es fundamental lo que pueden llegar a hacer para combatir el aburrimiento). Y por encima de todo cómo la abrumadora inteligencia de las naves y las Mentes que las gobiernan no necesariamente las convierte en frías e implacables, sino en seres complejos, falibles, incluso débiles.
Cuando leí por primera vez Excesión me superó por todas partes. Tal y como presagia el título, exceso es la palabra. Si ya es difícil no liarse entre que es una GSV, una GCU y una GOU, o una LSV y una ROU (2), aquí la cosa llega al extremo. Todo lo que se cuenta es importante, los subargumentos se van enredando sin descanso alrededor de la trama central que va difuminándose progresivamente en una colorida textura de historias más pequeñas; incluso Banks se permite lujos tales como introducir personajes con un importante papel en el devenir de la historia pasados dos tercios de la novela. La estructura es más complicada aún (y más caótica) que en El uso de las armas y puede llegar a resultar agotadora y artificiosa, no es el libro más indicado para iniciarse en el universo de la Cultura. Pero quien se atreva con esta novela compleja hasta el delirio verá recompensado su esfuerzo con el sentido de la maravilla en su máximo esplendor, el space opera luciendo toda su majestuosa pompa. Por que todo este complicado despliegue tiene una razón de ser; el mismo Universo es exceso en su estado más puro y definitivo. Y ya lo dijo un sabio; por el camino del exceso se llega a la sabiduría.
Inversions
Después de darnos tremendos paseos a los más altísimos niveles cósmicos Banks, decide, con la clara voluntad de no repetirse y evitar rizar el rizo, bajar a realidades más mundanas y ofrecernos el punto de vista de las civilizaciones "inferiores" que toman contacto con La Cultura. Un conflicto fácilmente extrapolable a las relaciones y conflictos que las sociedades occidentales mantuvieron (y mantienten) al entrar en contacto con culturas menos avanzadas.
En Inversions los capítulos se van alternando con dos escuetos títulos. Primero The Doctor, que narra la historia de la doctora Vosill médico del Rey (de origen divino, claro está) Quience, vista a través de los ojos de su ayudante Oelph, nativo de ese mundo y que constituye un retrato entregado y enternecedor en su admiración y amor soterrado por la doctora. Y The Bodyguard, donde el guardaespaldas DeWar, se las ve y se las desea para mantener a salvo de sus numerosos enemigos al Protector General UrLeyn, figura progresista y republicana rival del Rey Quience. En ambas historias se desarrolla una trama de intrigas palaciegas de ambiente medieval sin ningún elemento de cf (aparentemente), donde ambos dos protagonistas ejercen cierta influencia en sus gobernantes y de los que adivinamos muy pronto lo que realmente son; agentes de la Cultura con puntos de vista contrarios sobre como tratar con esas civilizaciones atrasadas; la influencia benévola propugnada por la Dra. Vosill o el libre albedrío como sostiene DeWar.
De la conclusión del libro podemos extraer que la opinión de Banks coincide con la de Vosill, pero para variar, no puede evitar la ironía. Así, mientras la doctora consigue mejorar las condiciones de vida del reino donde ha trabajado, ese logro no ha deja de ser a costa de una grave pérdida emocional. Y el guardaespaldas, que no logra demostrar la veracidad de su punto de vista, pasa el resto de su vida viviendo feliz con la mujer que ama, dejándonos ante un juego de paradojas, como el dibujo del antiguo símbolo del yin y el yan. Y aquí es cuando el título cobra sentido; Inversions, reversos.
Por cierto, esta es la novela por la cual NO hay que empezar a leer la serie de la Cultura. No te vas a enterar de nada, no vas a coger ninguno de los chistes y las crípticas referencias a la Cultura te van a sonar a chino.
Look to Winward
Cerrando el círculo. Ésta podría ser muy fácilmente la última novela de la Cultura. De nuevo el título está extraído del mismo fragmento del poema de T.S. Elliot que dio título a Pensad en Flebas y de nuevo ecos de la guerra iridiana de la primera novela de la serie.
La estructura ya es muy familiar a estas alturas, tres líneas argumentales que se van alternando. La luz originada en la destrucción de dos soles con sus superpoblados orbitales incluidos (tragedia que recuerda al bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, abundando en la comparación USA-Cultura) durante la guerra Iridiana está a punto de llegar al orbital de Masaq. Para conmemorar el acontecimiento, el núcleo del mismo orbital Masaq, que fue responsable de esta destrucción, encarga a Ziller, un compositor que ha desertado de la raza Chelgrian (una especie de tigres de seis patas), una obra musical que se estrenará en el mismo momento en el que la luz de los soles destruidos llegue al orbital. Al mismo tiempo Quilan, un militar chelgriano que ha perdido a su pareja durante la guerra de castas chelgrianas, llega a Masaq con el objeto de llevarse consigo a Ziller a su planeta de origen, además de ser el peligroso portador de otra misión secreta. Finalmente, en una aerosfera (dicho a lo bruto; una burbuja de aire grande como un planeta que flota en medio del espacio), los behemothaurs, enormes criaturas aéreas, llevan una pacífica existencia intentando llevar a cabo sus rituales de apareamiento mientras son estudiados por Uagen, un habitante de la Cultura modificado genéticamente para habitar en dicha aerosfera.
La diferencia con las anteriores entregas de la serie se nota enseguida, está en el ritmo. Lo que antes eran vertiginosas novelas de aventuras se transforman aquí en un pausado relato de tono crepuscular y melancólico marcado por los temas fundamentales del libro; el sentimiento de culpa de los supervivientes, los límites de la venganza, la responsabilidad de los actos que cometemos, la desolación ante la pérdida y la muerte y las distintas maneras de superar dicha pérdida y seguir adelante cerrando las heridas y encontrando la redención (o no). Incluso Banks se aparta de la ambigüedad de anteriores novelas, La Cultura no queda muy bien parada y queda claro que la Utopía de marras no es más que otro paso intermedio en la escala evolutiva de las civilizaciones cósmicas.
A pesar del ritmo cadencioso y que, por momentos, parece que estamos en un recorrido turístico por el orbital Masaq donde no pasa nada, la novela es entretenidísima como siempre, de un poder imaginativo deslumbrante, teñida de una hermosa luz; los escenarios de Masaq, los behemothaurs y la ecología de su planeta aéreo sólo están al alcance de la imaginación superlativa de Banks. Además comparte con Pensad en Flebas otro de esos finales que ponen un nudo en la garganta, tremendamente triste y emotivo, logrando que te emociones ante la redención de dos personajes que ni siquiera son humanos.
The State of the Art
Una recopilación de relatos relacionados con la Cultura y un par de experimentos que vendrían a ser el equivalente literario de un recopilatorio de caras B. El núcleo de la antología es el mismo que le da título; The State of the Art, donde se nos cuenta como la Cultura tomó contacto con nuestra Tierra en el 77 y uno de los tripulantes de la nave exploradora deserta y quiere vivir como nosotros, los humanos. Otro giro irónico (a nosotros humanos nos encantaría poder vivir en la Cultura, por lo menos a mí), que le sirve a Banks para examinar temas como el libre albedrío, el progreso y lo que significa realmente ser humano. Lo mejor; cuando uno de los tripulantes de la nave de la Cultura descubre La Guerra de las Galaxias y se fabrica un sable láser y todo.
Los otros dos relatos relacionados con la serie son A Gift from the Culture, donde un renegado de la Cultura es chantajeado para atentar contra una nave. Un atentado que ha de llevar a cabo con un arma de la propia Cultura. Y Descendant, un entretenido cuento sobre un miembro de la Cultura naufragado en un planeta desierto con la única compañía de su traje-mente. Los demás cuentos no pertenecen a la Cultura y van de lo divertido y original (Cleaning Up) al minicuento humorístico tipo Brown un poco tuno (Odd Attatchment) pasando por lo directamente incomprensible (Road of Skulls y Scratch).
Y eso es todo amigos. Se rumorea que se prepara un nuevo libro de la Cultura que debería caer en un par de años, pero únicamente son eso: rumores, Banks no hace planes a más de un año vista. A pesar de ello, aunque ya no haya más libros de la serie, la Cultura quedará como una de las mejores, si no la mejor space opera de la historia, la space opera que abre espacios nuevos para el subgénero, asumiendo conscientemente la parafernalia más aparatosa del género, toda la cacharrería que la mantiene en las catacumbas del ghetto, es capaz de hablar cosas que nos afectan e importan como insignificantes seres humanos perdidos en un universo inconcebiblemente vasto. Y, sobre todo, capaz de divertirnos muchísimo, porque en la diversión está la esencia de la serie de la Cultura, en propias palabras de Banks; "la creatividad es un juego lúdico, ya sea un hobby trivial o el Gran Juego de la Vida".
III. La Cultura en España
Lamentablemente, a pesar de quedar únicamente dos libros de la Cultura inéditos en España, los tres primeros, publicados por Martínez Roca se pueden adquirir únicamente acudiendo al mercado de segunda mano, siendo Pensad en Flebas bastante difícil de encontrar. Es de esperar que La Factoría, que tomó el relevo en la edición de la serie, acabe reeditando más tarde o más temprano las primeras novelas y complete la edición de la Cultura en castellano. Naturalmente en inglés se han reeditado varias veces, la última una reciente edición en rústica con solapas bastante bonita, si se manejan con el inglés atrévanse.
Consider Phlebas; 1987, Orbit Books. (Edición española de Martínez Roca; “Pensad en Flebas” 1991. Gran Super Ficción.)
The Player of Games; 1988, Orbit Books. (Edición española de Martínez Roca; “El jugador”, 1992. Gran Super Ficción)
Use of Weapons; 1990, Orbit Books. (Edición española de Martínez Roca; “El uso de las armas”, 1992. Gran Super Ficción).
Excession; 1996, Orbit Books. (Edición española de La Factoría de Ideas; “Excesión” 2004).
Inversions; 1998, Orbit Books. Inédito en castellano.
Look to Winward; 2000, Orbit Books. Inédito en castellano.
The State of the Art; 1991, Orbit Books. Inédito en castellano.
··· ··· ···
(1) Lo de los nombres de las naves en La Cultura es de echarlas de comer aparte, un reflejo del humor gamberro de Banks que impregna toda la serie. En un divertido pasaje de Look to Winward se nos explica la divertida metodología mediante la cual se les da a las naves esos nombres tan peculiares (curiosidad: los nombres de naves que aparecen en este libro originalmente fueron enviados por los lectores de The Culture, un webzine sobre Banks). Mis favoritos son; Se acabaron las contemplaciones, El tamaño no lo es todo, Pasaba por aquí y, por supuesto, Sincero intercambio de ideas.
(2) Estos son los tipos de nave que existen en La Cultura. GSV es un General Systems Vehicle, o sea, una nave monstruosa autosuficiente de kilómetros y kilómetros de largo. Si la nave no pasa de tres kilómetros y medio es una MSV (Medium Systems Vehicle). Si es ya pequeñita sería una LSV (Limited Systems Vehicle). Una GCU es una General Contact Unit.
Respecto a las naves de batalla; una GOU es una General Offensive Unit, un destructor a lo bestia. Una LOU es una Limited Offensive Unit, que es más pequeña (con su clase Hooligan, ¿mola o no mola?). Y finalmente una ROU es una Rapid Offensive Unit que sería una especie de caza y que incluye las dROU (demilitarized Rapid Offensive Unit) con sus diversas clases, de nombres tan sonoros como; Abominator, Psycopath, Inquisitor, Killer, Torturer... También habría que incluir superlifters y naves menores de diversas clases pero ya paso porque esto está empezando a quedar demasiado friki (lo siento, no he podido evitarlo).
7 comentarios:
*Aplausos*
Creo que voy a tener que tomarme unas vacaciones de 3 meses para insuflarle al mío la misma calidad que le estás dando a la estación fantasma. Sólo puedo decir que el artículo en conjunto ha sido sublime.
Por cierto, empecé con The Algebraist y ya llevo 100 páginas. Me está gustando bastante, pero le encontré algunas peguillas (me pondré pejillero) para dar sabor al asunto que tenemos pendiente...
Exageraooooo, muchísimas gracias pero ten en cuenta que es un artículo que escribí hace tiempo, así que pongamos que me he tirado un año desde que lo empecé, y para un año ya puede estar biennnn...
De The Algebraist voy más o menos como tú, y sí, de momento también le encuentro algunas pegas..., jejejeje.
De The Algebraist voy más o menos como tú, y sí, de momento también le encuentro algunas pegas..., jejejeje
Ya salieron el señor perfección y su primo mr excelencia ^_^
Ya le dije a fonz en su momento que el artículo era una puerta de entrada a La Cultura cojonudo y es una doble pena que ni pudiésemos publicarlo en cyberdark, cuando hubo tiempo para poder hacerlo, y que después no haya podido encontrar acomodo para él en una publicación de papel. De todas formas tengo por aquí todavía la opción de publicarlo... si lo de "La tercera fundación" sale algún día. Es de esos textos que da nivel a una página con contenidos.
Ya salieron el señor perfección y su primo mr excelencia ^_^
Jejejejejeee, cuidao, que la pega que le encuentro a "The Algebraist" me la "inspiró" cierto post en el que hablabas del efecto inmersión en la cf. Nos llevas por mal camino a las ovejas...
Encantado de que el artículo aparezca en La Tercera Fundación, así podré retocarlo más aún. Y por supuesto gracias por todos tus esfuerzos para que saliera publicado.
Un excelente artículo que creo que debería ser publicado en "papel". Enhorabuena.
Gracias de nuevo, Fidel. Ya que me paso por aqui comentar que ya está en preparación la edición de Inversions por parte de La Factoria, así que ya queda menos para ver la Cultura publicada en España en su integridad.
¡Muy bueno! Un artículo excelente. Estas cosas eran las que uno buscaba en cyberdark y ahora no encuentra en otros sitios.
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